Hablemos de las Obras de Garcilaso de la Vega


Índice de contenidos:
- Égloga III
- Sonetos XI, XIII y XVII.
- Copla VII

ÉGLOGA III

"¿A la tercera va la vencida, no?" Es una frase típica que en mi caso ha sido cierta cuando leía las eglogas de Garcilaso. Este autor del Siglo de Oro escribió tres grandes eglogas muy elogiadas por su calidad y su perfección métrica (y yo no soy quien para decir que no la tienen), pero la tercera ha sido la única que ha llegado a llamar mi atención de verdad por el contenido mitológico que tiene.  

Esta composición tiene una introducción de trece estrofas en las que describe el río Tajo de manera idílica, narra como las ninfas descubren ese lugar tan hermoso y deciden quedarse allí para tejer unas telas y contar historias (Como no, Garcilaso y su visión idealizada del mundo). Una de las estrofas más representativas de esta parte sería:

"Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba.
Peinando sus cabellos de oro fino,
una ninfa del agua do moraba, 
la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombras llenó."

Es esta octava real, que es la novena estrofa de la égloga, se aprecia perfectamente la combinación de los dos aspectos que he mencionado antes: descríbe al Tajo como criatalino, lleno de flores y sombras, es decir, un paisaje apacible en el que descansar; y la ninfa, por otro lado, aparece por primera vez en escena con sus cabellos dorados y observa el paisaje fascinada, para poco después llevar a las otras ninfas a él. Toda la égloga está marcada por el tópico Locus amoenus, ya que describe las escena del tajo como un lugar idealizado en que el uno puede relajarse y hablar.

"No perdió en esto mucho tiempo el ruego,
que las tres d’ellas su labor tomaron
y en mirando de fuera, vieron luego
el prado, hacia el cual enderezaron;
el agua clara con lascivo juego
nadando dividieron y cortaron,
hasta que’l blanco pie tocó mojado,
saliendo del arena, el verde prado."

En esta estancia se puede observar una buena representación de este tópico. Las tres ninfas salen de su hogar para ir a un lugar mejor, el paisaje del Tajo en este caso, para realizar sus tejidos de historias.

Pasando ya a la parte mitológica, encontramos tres mitos clásicos: Orfeo y Eurídice, Apolo y Dafne, y Adonis, además de la mitificación de la historia de Nemoroso y Elisa. Los mitos clásicos ocupan tres estrofas cada uno, mientras que la mitificación ocupa nueve en total, formando la parte central de la égloga.

De los mitos clásicos el que más me ha gustado ha sido el de Orfeo y Eurídice, que es el primero que aparece.

"Filódoce, que así de aquella era
llamada la mayor, con diestar mano
tenía figurada la ribiera
de Estrimón, de una parte e verde llano
y de otra el monte de aspereza fiera,
pisado tarde o nunca de pie humano,
donde el amor movió con tanta graci
la dolorosa lengua del de Tracia

Estaba figurada la hermosa
Eurídice, en el blanco pie mordida
de la pequea serpie ponziñosa
entre la hierba y flores escondida;
descolorida estaba como rosa
que ha sido fuera de sazón cogida
y el ánima, los ojos ya volviendo
de su hermosa carne despidiendo.

Figurado se vía extensamente
el osado mario, que bajaba 
al triste reino de la oscura gente
y la mujer perdida recobraba
y como, después de esto, él, impaciente
por miralla de nuevo, la tornaba
a perder otr vez, y del tirano
se quejaba al monte solitaio en vano"
Las referencias que encontramos del mito son la sierpe (serpiente) que muerde a Eurídice, el reino de la oscura gente (El inframundo) y los últimos versos en los que dice "y como, después de esto, él, impaciente/pormiralla de nuevo, la tornaba/ a perder ota vez (...)", en los que relata el final del mito, cuando Orfeo vuelve a perder a Eurícide por ser impaciente. En estas tres estrofas se pueden apreciar varios encabalgamientos, que son un recurso muy utilizado por este autor. Algunos ejemplo son "Estaba figurada la hermosa/Eurídice, en el blanco (...)" o "Figurado se vía extensamente/el osado marido, que bajaba". 

Me parece que este mito contiene una enseñanza que se puede aplicar en muchos momentos de la vida, hay que tener paciencia para no cometer algún error y perder la oportunidad que habíamos conseguido o que nos habían dado (Diría que "la paciencia es la madre de la ciencia", pero soy de letras).

SONETOS

Soneto XI
Hermosas ninfas, que en el rio metidas,
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de vidrio sostenidas

agora estéis labrando embebecidas
o tejiendo las telas delicadas,
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas

dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas mirarme,
y no os detendréis mucho según ando,

que o no podréis de lástima escucharme,
o converido en agua aquí llorando,
podréis alllá despacio consolarme.

El primer soneto que me gustaría comentar es éste, siguiendo un poco la línea mitológica con las ninfas, que vuelven a ser utilizadas por Garcilaso. 

Podemos encontar numerosos epítetos como "hermosas ninfas", "relucientes piedras" o "rubias cabezas", que en general se refieren a las ninfas o al paisaje, de nuevo iealizado por el autor. Las vuelve a situar en el río tejiendo historias y hablando sobre "los amores y las vidas", como también hicieron en la égloga III, pero esta vez se dirige a ellas directamente para que dejen su labor y le consuelen. 

Encontramos un contraste muy grande entre la actitud alegre de las ninfas y el paisaje divinizado, que trasmite paz y felicidad, frente a la desolación que siente el poeta, que incluso cree que no podrán llegar a consolarle por la lástima tan profunda que padece.

Soneto XIII
A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu'el oro escurcían;

de áspera corteza se cubrían
los tiernos mienbrso aun bullendo 'staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía,
este árbol, que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!
Este soneto recrea uno de los episodios más famosos de las Metamorfosis de Ovidio, el mito de Apolo y Dafne, que también utilizó en la Égloga III.

Lo que más se puede destacar en este soneto son las comparaciones que utiliza Garcilaso para plasmar los cambios que sufre Dafne en su metamorfosis en laurel: brazos convertidos en "luengos ramos", cabellos en "verdes hojas", tiernos miembros en "áspera corteza" y blancos pies en "torcidas raíces". Esta descrición también coincide bastante con la Donna Angelicata renacentista, una mujer de piel blanca y tierna y cabellos de oro, que ha sido utilizada por el autor en otras de sus obras.

Escogí este soneto para comentar porque ya lo había leído antes junto al mito y siempre me ha parecido una forma muy bonita de contralo, que logra transmitir más la pérdida de Apolo que incluso el propio mito.

Soneto XVII
Pensando qu'el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desvenura
que imaginar no puedo, aun con locura
ago de que 'sté un rato satisfecho

el ancho campo me parece estrecho
la noche clara para mi es escura,
la dulce compañía amarga y dura,
y duro campo de batallla el lecho.

Del sueño, si hay alguno, aquella parte
sola qu'es ser imagen de la muerte
se aviene con el alma fatigada

En fin que, como quiera, 'stoy de arte
que juzgo ya por hora menos fuerte,
aunque en ella me vi, la que es pasada.

Este es el último soneto que me gustaría comentar y es curioso porque no tiene nada de mitología, simplemente me llamó la atención. 

No habla de amor, no habla de naturaleza idealizada, no describe a una doncella perfecta e inexistente... habla de la desesperanza y la soledad. 
El sentimiento de desorientación y pérdida lo podemos ver en los dos primeros versos (Pensando qu'el camino iba derecho,/ vine a parar en tanta desventura) donde nos explica que creía estar en el camino correcto, pero no fue así, y ahora se siente insatisfecho. Este sentimiento de pérdida deriva en una visión negativa de la vida: el campo lo ve estrecho, la noche oscura y la compañía amarga, todo lo que antes podía haber sido bueno ahora es malo. 

En él habla también del duro campo de batalla como lecho, así que podemos deducir que lo escribió cuando estaba en la guerra y no era un buen momento en su vida. Se sentía perdido y quiso plasmarlo en una composición con la que yo me habría identificado varios años atrás y con la que creo que muchas personas se identificarían también. 

COPLAS
Considero que no hay nada mejor que la amistad y aunque la mayoría de las obras de Garcilaso tratan sobre el amor, el desamor y el paso del tiempo, también tiene unas pocas dedicadas al que podría considerarse su mejor amigo, Juan Boscán. Él fue, de hecho, quién editó y publicó las obras de Garcilaso tras su muerte. 

La composición que más me ha gustado y le dedica a su amigo es a la Copla VII titulada A Boscán, porque estando en Alemania danzó en unas bodas. 

Copla VII
La gente se espanta toda,
que hablar a todos distes,
que un milagro que hecistes
hubo de ser en la boda;
Pienso que habéis de venir,
si vais por ese camino,
a tornar el agua en vino, 
como el danzar en reír.

Cuando la leí me gustó mucho porque, aunque queramos darle vueltas y buscarle un significado profundo, la realidad es que no es más que una burla amistosa dedicada a su mejor amigo. Compara el hecho de que bailara con un "milagro", incluso con uno de los milagros más conocidos (si vais por ese camino/ a tornar el agua en vino), como hizo Cristo en un pasaje de la Biblia. Asimismo utiliza una hipérbole en el primer verso para exagerar la reacción de la gente, porque dudo mucho que se espantaran de verdad al verle bailar.





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